lunes, 23 de febrero de 2009

Prefacio

Debo afirmar que es la perseverante búsqueda de la felicidad, la que hoy penetra en mis archivos neurológicos y me incita a explorar el maravilloso mundo de mi niñez. No es seguramente tan perfecta como la recuerdo, y no es seguramente tan maravillosa como vuestra niñez si es que han tenido una.
Sí, asi de incrédulo me creo, pues he visto muchos niños ya adultos en los cuales retumba lamentándose en el vacío su mecánica visión de la felicidad.
Tantas son las cosas que ignoro aún...que me iría por las ramas hasta envejecer y morir tratando de enumerarlas; pero ello no me hace ignaro del significado de la risa, no me quita el primer cosquilleo de mariposas en el estómago, no me aisla de las frías noches y el "fulbito" humedeciéndose con el rocío nocturno al grito de "Ya voy má!!!". Nada de éllo me aleja de la sensación de caminar bajo la lluvia, del dolor de una caída y del placer interminable de soñar. Cae desmoronándose ante tal magnificencia...mi niñez. Mi niñez en el pasado, en el presente y en la vida de aquellos que me rodean...me recuerdan...me odian..o me aman.
Esos primeros años que me enseñaron a vivir en la sencillez sin aún ser conformista. Me formaron a potrero, guiso y fútbol callejero. Me inyectaron picardía con cada racimo de uvas expropiado de la parra de "Carla", cada níspero que se me caía de los bolsillos y cada mora que escapaba a los escobazos de la "vieja Luna". Fue en esos años...si lo recuerdo...que el amor más puro se inventaba, y me escupía en la cara por cobarde...y por purrete.
Aquí, el comienzo del camino...

1 comentario:

  1. Amo estas historias...




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    Como ningún libro favorito? Flojo ahí Bumaie (no se poner los malditos puntitos)

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