lunes, 2 de marzo de 2009

Capítulo 1

Lo primero que puedo recordar es el agua fría en una pileta de azulejos de tipo lavadero, yo estaba adentro de la misma pero ésta estaba afuera, en un patio. Mi vieja me sigue recordando que el agua no estaba fría, en lugar de sorprenderse de que su hijo tenga un recuerdo desde el primer año de edad y quizás antes.
Los demás recuerdos se entrelazan, son sensaciones, olores, ah! qué placer el de descubrir nuevos olores, inmensamente desvalorizado a mi entender. Siempre digo que tengo un costado animal latente que se le escapó a Darwin, y lo asevero con el asunto de los olores. Si hay algo que no podés ver, que no podés oir, que no podes tocar, y menos degustar, seguro lo podés oler.
Eso sí, una vez sí que escuche y ví algo para recordar. Mi mamá y otras mujeres que no recuerdo si eran familiares o no, estaban mirando una caja con algo que se movía dentro. El rostro de todas estaba plasmado en ese objeto mientras yo intentaba llamar la atención. De repente... AAAHH!!! y luego muchas palabras y silencio. Un rato después NOOOOOOOOOO!!!!!! UUUUHHH!!! ...otras palabras y después silencio; y así durante mucho tiempo en el que no dejaba de sorprenderme con cada grito de euforia y descontrol. ¡Gritaban tanto que se me salía el corazón del pecho! Claro que estoy exagerando un poco pero para un bebé de mi edad, año y pico, un montón de grandes gritando es algo como para exaltarse. Nacido en 1977 asumo que esos gritos se debían al Mundial 78' y debe haber sido la primera vez que escuché la palabra GOOOLL!!!!
En el flash de imagnes que rebotan en mi recordar veo a la jefa de mi vieja en su peluquería. Claro, mi vieja en ese entonces era empleada, pero ya había pasado por otros tantos trabajos. Una fábrica de no se qué y que otra fábrica de no se cuanto; hasta estuvo en una de esas donde a las mujeres les encadenan las manos para que no se las corte la máquina vieron?. Pero este lugar no les encadenaba las manos ya que de esta forma podían moverse más ágilmente y generar mayor producción.
Fue un Balancín el que se llevó el pedazo de dedo de mi vieja. ¡Cómo le debe haber dolido! Me da mucha pena aún hoy cuando veo su dedito mocho que no aceptó el injerto. Mientras mi vieja trabajaba yo me quedaba con Dominga, eso debe haber sido entre los 3 y 4 años ya que antes me quedaba con mis primos.
Dominga era una Sra. con un una sonrisa cálida, y unos zapatitos negros con taco grueso y hebillitas a los costados. Siempre con pollera claro y un rostro que por alguna razón siempre me recordó a Libertad Lamarque, nombre que desconocí hasta muchos años después pero que era ella, era ella. Dominga tenía un hijo de nombre Daniel, qué atorrante ese! Era un loco bárbaro que me dejaba jugar con todos sus juguetes de cuando él era chico; un camión remolque, y creo que una ambulancia, ambos de chapa y grandotes como juguetes de verdad.
Daniel trabajaba en un frigorífico y más de una vez me llevó allí mismo en su Ford F350 modelo setentaipico. No sé si era de él pero que andaba lindo!!! FAAH!! Lo que más me gustaba era que me dejara tocar la bocina todo lo que quisiera, ya sea en la autopista o donde fuere. Dominga se ofuscaba y retaba a su hijo pues ella a veces venía en la camioneta con nosotros pero Dani ni bola que le daba. "Dejalo al chico!!" le decía. En el frigorífico siempre tenían comida, facturas, chocolates. de TODO!!! ¡Qué gordito feliz era!
A mi viejo...a mi viejo no lo veía mucho tampoco, quizás un poco menos que a mi mamá. Siempre estaba "de campaña" o navegando en algún lugar. Lo veía cada mucho tiempo de tanto en tanto, y lo extrabñaba hasta que llegaba con sus regalos y su rostro de cansancio. A veces no pasaban ni dos días que ya se tenía que ir de nuevo. Una vez trajo un queso de barra que era horrible!!! Bueno, al menos mi vieja decía que era horrible, yo no tenía tanta experiencia en quesos como para decir si era feo o qué se yo. Era única la sensación de estar en sus brazos y sentir que alguien grandote como un gigante te levante y te samarree. Me acuerdo que un día reaccionó muy mal porque corrí a sus brazos y cuando me tocó yo estaba todo "mojado"; claro que ya estaba grande para hacerme encima pero no fue incapacidad sino la emosión de que él llegara a casa, pobre nunca se dio cuenta.
Casi todo el tiempo yo estaba con alguien más ya que mis padres estaban trabajando. Si no era Dominga eran mis primos o primas, sino eran ellos era la jefa de mi vieja, sí la peluquera. No sé por qué tengo esa sensación de que era medio trola; y si no estaba con la antes mencionada estaba con mi vieja de acá para allá, o bien con mi tía o mi tío.
A mi no me molestaba en absoluto, ni me sentía incómodo al respecto. Pero claro, no todo es permanente pues uno tiene que empezar a hacerse valer por uno mismo, había llegado el momento del Jardín Maternal.
continuará...

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